¿Alguna vez te dijo tu mamá que no comieras una naranja o limón si el día estaba soleado? Bueno, no era porque no quería que comieras. Aquí te cuento un poco más al respecto.
El fenómeno de que las frutas cítricas provoquen erupciones cuando se exponen al sol se conoce como fitofotodermatitis. Ocurre cuando ciertos compuestos presentes en las frutas cítricas, como limas, limones o naranjas, entran en contacto con la piel y luego se exponen a la luz ultravioleta (UV) del sol.
Las frutas cítricas contienen sustancias químicas llamadas psoralenos y furocumarinas, que son agentes fotosensibilizantes. Estos compuestos tienen la capacidad de reaccionar con la luz UV, lo que provoca una reacción en la piel conocida como fototoxicidad. Cuando la piel entra en contacto con el jugo cítrico o la cáscara de estas frutas y luego se expone a la luz solar u otras fuentes de radiación UV, puede ocurrir una reacción fototóxica.
La reacción suele manifestarse como una erupción o irritación de la piel similar a una quemadura solar. Puede aparecer enrojecimiento, hinchazón, ampollas o incluso pigmentación oscura en las áreas afectadas. La gravedad de la reacción puede variar de leve a más severa, según factores como la concentración de los compuestos fotosensibilizantes, la cantidad de jugo cítrico o cáscara involucrada y la sensibilidad de la persona a la luz UV.
Es importante tener en cuenta que no todas las personas experimentan fitofotodermatitis por las frutas cítricas, y algunas personas pueden ser más susceptibles que otras. Tomar medidas preventivas, como lavar bien la piel después de manipular frutas cítricas y evitar la exposición al sol en las áreas tratadas, puede ayudar a minimizar el riesgo de desarrollar una erupción.
Así que, es mejor que no comas un cítrico y luego vayas a ponerte debajo del sol. Si lo hacés y desarrollás una erupción o irritación de la piel después de entrar en contacto con frutas cítricas y la luz solar, es recomendable buscar atención médica para un diagnóstico y tratamiento adecuados.